BIOGRAFÍA COLECTIVA

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Malinche una, Malinches todas

Fausta Gantús

[Joven –alrededor de los 20 años–] Dicen las crónicas escritas por frailes y conquistadores, y los libros, escritos por letrados, que nosotras fuimos hasta entrado el siglo XX, dependientes de los hombres. Desde diversas disciplinas, a lo largo del tiempo, por mucho tiempo, se esforzaron por definirnos como seres débiles, dóciles y de inteligencia limitada, pero eso sí, tiernas y amorosas; convenientemente sumisas y si insumisas, brujas.
Quisieron también constreñir nuestros marcos de acción al hogar y la crianza y a aquella que no se conformara le tatuaban una letra escarlata, la llamaban puta. Eso han dicho, eso quieren seguir diciendo. Y así querían que fuera, así desearían que siguiera siendo. En el universo patriarcal las mujeres fuimos desdibujadas a fuerza de negarnos.
[Señora e indígena]  Pero lo cierto es que acá, por estos lares, en esta Península, como en otras partes, eso no ha sido ni es así.
[Señora] Aquí, desde hace mucho, nosotras también, como los hombres, fuimos dueñas de haciendas y tomamos su administración en nuestras manos y nos hicimos un lugar, por pequeñito que fuera, en sus espacios masculinos.
[Indígena] Y no sólo las señoras, las mujeres de vestidos finos y perfumes caros, supieron ganarse un lugar; también nosotras, la Ek, las May, las Huchín, las Uc, las que sabemos portar un huipil, nos hicimos de ranchos para cultivar la tierra.
[Señora e indígena]  Aquí supimos ser patronas en nuestros pequeños territorios. Supimos mandar y decidir sobre hombres y animales. Nos esforzamos por ganarnos el respeto que no querían darnos y por hacernos un lugar, aunque nuestra presencia les incomodara. Allí y aquí, antes y ahora, hemos sido y somos Malinche-Malinches.
[Joven –alrededor de los 20 años–] Allí y aquí, antes y ahora, para ellos, para los varones dominantes, todas somos un poco Malinche, en el sentido despectivo: el de traidoras, el de amantes por conveniencia… Pero la verdad es que, pese a ellos, todas somos Malinches: mujeres que poseen el conocimiento y se empoderan. Hemos tenido que bregar con todas nuestras fuerzas para ser vistas y escuchadas, para acceder a las universidades, al voto, a la participación política, para poder decidir sobre nuestros amores y sobre nuestros cuerpos, territorios insurrectos que la cultura masculina y heteronormada se han esforzado en conquistar y someter. Antes fuimos tachadas de histéricas, de locas. Hoy que salimos a las calles a demandar y protestar se nos llama rijosas, vándalas…, por defender nuestros cuerpos, nuestras vidas, por defender lo que somos, por desear y soñar con un mundo en el que las violencias sean prescritas.
[Joven, señora, indígena]  Primero nos fuimos acercando con timidez, con algo de temor, pero hoy hemos tomado abierta y descaradamente proscenio y no volveremos un paso atrás, aunque haya que arrasar hasta el último de los monumentos. Hoy como ayer, Malinche una, Malinches todas.