Previo al laboratorio de tejedores el equipo de Úumbal realizó varias derivas por las colonias Santa María la Ribera, Buenavista y Tabacalera para conocer sus dinámicas y trazar tres rutas para andar y bailar. De igual manera, inició la revisión de los pasos donados a la Pasoteca y la discusión y trabajo en propuestas hechas por el equipo de ingenieros de sonido de Úumbal, para crear un sistema de audio portátil que acompañara al contingente.
Fue hasta conocer el material donado a este banco de pasos que el equipo comenzó a plantear y discutir metodologías posibles para trabajar en el Laboratorio de tejedores.
Nos propusimos ser una estructura flexible, que pudiera ser intervenida y transformada al socializarla con los integrantes del Laboratorio. Nuestras premisas fueron eliminar la jerarquía del proceso creativo y reconocer que todos poseemos saberes sobre el baile y formas de ocupar y transitar el espacio público.
El material, los tejedores, los barrios y la experiencia día a día, revelaron el porvenir metodológico.
La forma de reunir a los integrantes de este laboratorio, fue enviando a los donadores de la pasoteca una invitación a participar en la creación de la coreografía de Úumbal, con la intención de provocar una continuidad en el proceso participativo; pensábamos que si los donadores habían tenido entusiasmo para donar pasos, era probable que también lo tuvieran para construir una coreografía.
Al experimentar por primera vez un proceso de creación con ciudadanos, propusimos trabajar durante 6 domingos y que el grupo de tejedores fuera de un máximo de 15 personas, para que el equipo de Úumbal pudiera trabajar con grupos pequeños.