El proceso de encuentro, relación y adaptación  no sólo se dio con el contingente, sino también con el Museo Universitario del Chopo. Úumbal dialogaba con los objetivos del Museo (una de las líneas de trabajo estratégicas propuestas por su director, José Luis Paredes Pacho llamada ¿Qué pasa en el barrio? proponía a partir de encuentros, producciones artísticas y pensamientos en torno al barrio de Santa María la Ribera, establecer puentes de relación y reflexión entre el Museo y su entorno)   pero su construcción representaba un nuevo reto para todas las áreas:
el tiempo que tomaría la construcción de Úumbal -más de 6 meses- requeriría otros trámites burocráticos desde pagos, hasta permisos con la autoridad del espacio público; el idear y/o flexibilizar protocolos de acceso al Museo para que equipo e integrantes de Úumbal pudiéramos construir el proyecto, y considerar que un proyecto del Museo literalmente, tomaría las calles.

El acompañamiento y constante diálogo con las áreas de Artes vivas, Comunicación y Diseño del Museo del Chopo, fue fundamental, para desde el equipo de Úumbal, comprender los tiempos de producción y comunicación del Museo y poder llegar a las metas de cada fase del proyecto y a su vez, para que el Museo pudiera convocar y comunicar a los habitantes de esta ciudad y zonas conurbadas, qué estábamos intentando lograr con el proyecto.

Dentro del proyecto, quizás las mayores tensiones se dieron con el personal de vigilancia del Museo, quienes aún no ubicaban del todo el papel la figura laboral del equipo de Úumbal dentro de la institución. Estas tensiones aumentaron cuando se incorporó toda la colectividad a ensayos.
Durante el primer mes  ambas partes tuvimos un fuerte enfrentamiento que desató una crisis de relación con la institución, fue ahí donde se reveló la falta de previsión, conocimiento y sensibilización sobre ciertos protocolos en términos de acceso al Museo y operatividad de éste, por parte del equipo de Úumbal y desconocimiento de varias áreas del Museo, sobre la naturaleza de este proyecto.

Las negociaciones y relación con el personal de vigilancia fueron aclarándose, pero roces y ciertas tensiones continuaron, mismas que sirvieron también para reflexionar y discutir al interior de Úumbal sobre nuestra capacidad de tolerancia y negociación en aras de un bien común. Este ejercicio no nos fue fácil.

SOBRE LA RELACIÓN CON LA AUTORIDAD DEL ESPACIO PÚBLICO

Hasta el laboratorio de Tejedores pudimos experimentar estar y andar en el espacio público sin un trámite o negociación con las autoridades que regulan este “uso”, sólo una carta del Museo donde se exponía que era un proyecto apoyado por esta institución.  Para llevar a cabo la última etapa del proyecto, consideramos necesario negociar con estas autoridades, pues al hacer públicas las rutas e invitar al acompañamiento, el contingente original de 60 personas, tendría un crecimiento exponencial. Los trámites estuvieron a cargo del Museo Universitario del Chopo, en su figura de dependencia universitaria. Esto detonó una confrontación y una reflexión dentro del proyecto sobre los usos del espacio público, regulados o normalizados por el gobierno de la Ciudad.